miércoles, 28 de agosto de 2013

Cinco datos sobre la corrupción en España


La corrupción política es un problema en auge en España. Lo que ya es de dominio público con sólo mirar los informativos o leer la prensa no deja sino de confirmarse cuando, sin mucho esfuerzo, encontramos datos tan poco esperanzadores como los siguientes.

1.- España es un país corrupto

Así lo afirman, al menos, los españoles.Una reciente encuesta del CIS confirmaba la consolidación de la corrupción como el segundo mayor problema del país. El segundo problema tras el paro. ¡En un país con más del 25% de tasa de paro!
Esto no hace más que confirmar el total agotamiento de la sociedad española con la corrupción.Que sumado al abatimiento, la indignación y la desesperanza crean el caldo de cultivo ideal para confianza en nuestra economía, y sobre todo, en nuestras instituciones.
Soluciones, pocas. La regeneración política, que a priori debería ser una de las pocas salidas a la espiral de corrupción, no aparece entre las opciones de los españoles, que según nos indican las encuestas, parecen creer que la corrupción es generalizada entre nuestros políticos, tanto a nivel nacional, como al autonómico y municipal.

martes, 20 de agosto de 2013

La clase media y el Corte Inglés: dos enfermos terminales

Señores, ya no es primavera en el Corte Inglés. Después de varios meses de rumores finalmente los seis bancos más importantes de España han decidido refinanciar el 76% de su deuda, esto es 3.800 millones sobre un total de 5.000. ¿Y dónde está la noticia? En que esto es noticia.

Durante años, décadas más bien, lo único que sabíamos del Corte Inglés a través de los medios es que era un excelente calendario. "Ya es primavera", "Ha llegado la colección de otoño al Corte Inglés", "es Navidad". ¿Cómo iba a ser de otra manera si el gigante español era uno de los mayores contratadores de publicidad? ¿Qué medio iba a morder la mano que le daba de comer? Todo iba bien  hasta que dejó de ir.

¿Qué pasó? Algo muy sencillo. Durante la infancia de muchos de nosotros el Corte Inglés era algo nuevo. Ir allí era una excursión a Hollywood, podías sentirte uno de esos niños de las películas navideñas americanas, alucinado mirando cachivaches, luces por doquier, subiendo escaleras mecánicas, bajándolas y volviéndolas a subir. Pero algo pasó. La burbuja fue el perfecto caldo de cultivo para nuevos centros comerciales que aparecían como setas. Ya no hacía falta irte a una gran ciudad, cualquier pueblo grande podía tener uno a sus afueras. Se acabó la novedad.

"Competencia", debió pensar el señor Corte Inglés, "nada que deba preocuparnos". Al fin y al cabo, por alguna extraña razón la gente de clase media se sentía subiendo un par de peldaños sociales al subir por las escaleras del Corte Inglés cargada con sus bolsas blancas y verdes. "Nada que deba preocuparnos" continuaba pensando el señor magnate. El Corte Inglés no es un centro comercial al que se va vestido con chándal de domingo-que-me-quedo-en-casa, tiene 'glamour'.

Pero eso también se acabó. El Corte Inglés vivía de ser el centro comercial de la clase media que no quería ser clase media. La clase alta no compra medias marcas. Tampoco la clase menos pudiente al no poder permitírselas. Era la clase media la que, tarjeta de crédito en mano, se sentía rica por un día haciendo sus compras en un lugar que les daba 'glamour' a cambio de precios más altos que la competencia low-class.

Pero eso, como no, también se acabó. El Corte Inglés se convirtió en el pantalón sobaquero, en el sol y sombra, en el peinado raya en medio. Reinventarse o morir. Y murió. Porque, no le quitemos el mérito, consiguió fidelizar a una clientela, pero esa clientela envejeció sin haber sabido atraer a sus hijos. Unos hijos que poco a poco, con la crisis, bajaron peldaños y cada vez tenían menos de clase media.

Estos hijos de unos padres que creían que el Corte Inglés vendía calidad vieron como después de despedazar pyme tras pyme el Corte Inglés mantenía su stock gracias al mercado asiático. Y llegaron a una lógica pregunta: ¿Por qué comprar a un precio desorbitado un producto Made in China disponible a un precio inferior en cualquier otra tienda? ¿Por qué comprar las marcas disponibles en el Corte Inglés a un precio superior al de esas mismas tiendas fuera de ese centro comercial? La respuesta fue obvia.

Hay quien defiende todavía al Corte Inglés. Sacan a relucir sus activos por valor de 18.000 millones intentando reducir su deuda de 5.000 a la calderilla que suele uno llevar en la cartera. Aducen que los centros comerciales del Corte Inglés son la punta del iceberg de su volumen de negocio, que mantienen los uniformes de Guardia Civil y las Policías Locales, y hasta los sistemas informáticos de los ayuntamientos. Y lo dicen como si la mayoría de empresarios que hicieron fortuna durante la burbuja ahora no poseyesen activos inmobiliarios de los que son incapaces de desprenderse para pagar sus descubiertos millonarios. Lo dicen como si los ayuntamientos no entrasen en suspensión de pagos y continuasen aumentando el volumen de compra de servicios y de mantenimiento.

Con el Corte Inglés se hace cierta la frase que reza que no hay mejor noticia que el que no haya noticias. De repente hay noticias y no son buenas. Y esto asusta. El ser casi mitológico que es el Corte Inglés se hunde. Y cuando lo hace no paran de recordarnos los más de 100.000 puestos de trabajo que mantienen. Puestos de trabajo insostenibles hoy en día. Puestos de trabajo distribuidos de forma geográficamente equitativa por toda España.

Mientras sea invierno para la clase media lo será para el Corte Inglés. Y esto, señores, asusta.

lunes, 19 de agosto de 2013

Cortinas de humo

Con la escalada de tensión en Gibraltar por un lado y los escándalos de corrupción política por el otro la expresión cortina de humo parece ser inevitable en cualquier artículo o conversación que trate acerca de ello. ¿Pero lo es realmente?

El término no tiene otro origen que el militar. En sentido estricto refiere a aquello que impide ver al enemigo los propios movimientos de la tropa. De aquí deriva el sentido al que nos referimos, por el cual una cortina de humo es todo aquello que aleja a la gente de aquello que queremos evitar que vea.

¿Pero son dos noticias solapadas siempre una cortina de humo? Por supuesto que no. Por reducción al absurdo encontramos ilógico afirmar que cuando en el noticiario nos informan de la elevada asistencia de turistas a las playas españolas tras antes informarnos de un robo con violencia en una urbanización la primera noticia es una cortina de humo que trate de ocultar la segunda.

lunes, 5 de agosto de 2013

Carta de un catalán al Presidente del Gobierno

Señor Presidente:

Sí, soy (como reza el título) un catalán, y al contrario que cierto paisano mío no le dirijo esta carta para pedirle que otorgue el derecho a realizar ninguna consulta. No, el único motivo de esta carta es pedirle respeto. Sí, respeto.

Un respeto que se ha negado históricamente a Catalunya, a esta y a cualquier región no castellana. Señor, España no es una y grande. De hecho España cuando más grande fue, fue cuando fueron muchas Las Españas. España no es Castilla, mal que le pese y no le entre en la cabeza asimilarlo.